2. Ofrezcamos a la Santísima Trinidad los méritos de Jesucristo en acción de gracias por la preciosísima muerte que padeció por nosotros en la Cruz. Por los méritos del mismo roguemos a su Divina Majestad por la remisión de las penas debidas por nuestros pecados. Padrenuestro, Avemaría y Gloria...
1. Ofrezcamos a la Santísima Trinidad los méritos de Jesucristo en acción de gracias por la preciosa sangre que Jesús derramó é por nosotros en el huerto, Por los méritos del mismo roguemos a su Divina Majestad por la remisión de nuestros pecados. Padrenuestro, Avemaría y Gloria...
2. Ofrezcamos a la Santísima Trinidad los méritos de Jesucristo en acción de gracias por la preciosísima muerte que padeció por nosotros en la Cruz. Por los méritos del mismo roguemos a su Divina Majestad por la remisión de las penas debidas por nuestros pecados. Padrenuestro, Avemaría y Gloria...
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Adoración al Padre eterno.
Padrenuestro, un Avemría y un Gloria. Oración. Os adoro, oh Padre eterno, con toda la corte celestial, por mi Dios y Señor, y os doy infinitas gracias en nombre de la santísima Virgen, vuestra Hija muy amada, por todos los dones y privilegios con que la adornasteis, especialmente por aquel poder con que la enaltecisteis en su gloriosa Asunción á los cielos. 1. Oh beatísima Trinidad!, os doy palabra de procurar con todo esfuerzo y empeño salvar mi alma, ya que la creasteis a vuestra imagen y semejanza y para el cielo. Y también por amor vuestro procuraré salvar las almas de mis prójimos.
2. Para salvar mi alma y daros gloria y alabanza, sé que he de guardar la divina ley. Os doy palabra de guardarla como la niña de mis ojos, y también procuraré que los demás la guarden. Dios mío, creo firmemente cuanto tú, verdad infalible, has revelado y la santa Iglesia nos propone para creer. Y expresamente creo en ti, único verdadero Dios, en tres personas iguales y distintas, Padre, Hijo y Espíritu Santo; y en tu Hijo, encarnado y muerto por nosotros, Jesucristo, el cual dará a cada uno, según sus méritos, el premio o la pena eterna. Conforme a esta fe quiero vivir siempre. Señor, aumenta mi fe.
En Cristo se nos ha abierto la hondura de la vida escondida de Dios. Su naturaleza, palabra y obra tan llenas de la realidad de lo sagrado. Pero de ella brotan figuras vivas: el Padre, en su omnipotencia y bondad; el Hijo, en su verdad y amor redentor , y entre ellos, el desprendido, el creador, el Espíritu.
Es un misterio que supera todo sentido; y hay gran peligro de escandalizarse de él. Pero yo no quiero un Dios que se ajuste a las medidas de mi pensamiento y esté formado a mi imagen. Quiero el auténtico, aunque sé que desborda mi intelectual capacidad. Por eso, ¡oh Dios vivo!, creo en tu misterio, y Cristo, que no puede mentir, es su fiador. Con la ayuda de Nuestro Dueño Cristo, Dueño Salvador el cual Dueño está en la gloria y Dueño que tiene el mando con el Padre, con el Espíritu Santo en los siglos de los siglos.
Háganos Dios omnipotente hacer tal servicio que delante de su faz gozosos seamos. Amén. Tú eres santo, Señor Dios único, que haces maravillas.
Tú eres fuerte, tú eres grande, tú eres altísimo. Tú eres rey omnipotente, tú eres Padre santo, Rey del cielo y de la tierra. Tú eres trino y uno, Señor Dios, todo bien. Tú eres el bien, todo bien, sumo bien, Señor Dios, vivo y verdadero. Tú eres caridad y amor, tú eres sabiduría. Tú eres humildad, tú eres paciencia, tú eres seguridad. Tú eres quietud, tú eres gozo y alegría. Oh Trinidad eterna! Tú eres un mar sin fondo en el que, cuanto más me hundo, más te encuentro; y cuanto más te encuentro, más te busco todavía. De ti jamás se puede decir: ¡basta! El alma que se sacia en tus profundidades, te desea sin cesar, porque siempre está hambrienta de ti, Trinidad eterna; siempre está deseosa de ver tu luz en tu luz. Como el ciervo suspira por el agua viva de las fuentes, así mi alma ansía salir de la prisión tenebrosa del cuerpo, para verte de verdad...
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